Un abre bocas a la nueva colección Lumina Lunae




Siempre tardo mucho pensando de qué se tratará mi próxima colección.  Sería mucho más fácil solo pegarme a las tendencias del momento; montarme en esa ola en la que todos decidimos que queremos ser únicos, viéndonos contradictoriamente iguales. Paso horas y horas entre leyendo temas que sé que nos ayudan a todas, y descifrando ese lenguaje no directo y muy sutil de lo que quieren mis clientes para mejorar sus vidas.

¿Realmente nos conocemos a nosotras mismas?, ¿Somos conscientes de nuestras emociones, nuestros sentimientos?,  ¿Estamos atentas a las señales que nuestro cuerpo nos manda? ¿Te has preguntado alguna vez si te apalancas con tus herramientas o solo luchas con las cosas que te dijeron que “deberían” ser? Siendo honesta, nunca me lo había preguntado. Había estado viviendo como objeto y no como sujeto de mi vida. Me dejaba llevar por la corriente, reaccionando a lo que pasaba sin detenerme por un solo instante a pensar qué estaba pasando adentro de ese ser que soy yo, y al final el ser más importante en mi vida. Me dejé llevar por esta tendencia a dejarme guiar más por el empaque que por el contenido, hasta que un día me cansé, miré al cielo y vi la respuesta.

Ahí estaba ella, la luna, tan parecida a mí, llena de facetas  y siendo una sola, siendo la misma luna. Esa  que no se avergüenza por un día estar completa y a los siguientes solo brillando una de sus partes. Que sabe que hay ciclos y que cada uno permite que florezca una función vital y distinta. También recordé que desde siempre la luna y sus fases han determinado los cultivos, la siembra y la recolecta, que afecta el mar y su marea, que al reflejar la luz del sol es capaz de potencializar la energía, y que si actúa sobre la naturaleza, puede influir en nosotras también.


Sé lo difícil que es  reprogramarnos, dejar creencias que durante toda la vida actuaron en nosotras como dogma de fe. Pero también sé que siempre es más fácil cuando tenemos compañía. Te invito a que te empoderes como mujer, que seas consciente de que somos cíclicas y no por ser cíclicas estamos locas. La mejor manera de empoderarnos es conociéndonos. Solo cuando nos aceptamos en cada una de nuestras fases, podemos abrazarnos en lo bueno como un regalo con el que nos premió la vida, y en lo “malo” como un trampolín para ser nuestra mejor versión.

Los quiero, hasta una próxima ocasión.

V.

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